viernes, octubre 08, 2010

El incidente Nora de Eduardo Narvay[i]

Quién es quién, o los laberintos del amor y del poder


Azucena Ester Joffe, María de los Ángeles Sanz

Desde una textualidad dramática rica en situaciones y procedimientos, la puesta de Marcelo Velázquez construye un mundo afectado por el engaño, la corrupción, la falta de sentimientos nobles, la soledad; un mundo que describe con un humor ácido la sociedad burguesa y la élite política de una década corrupta. El uso inteligente del espacio hace que los personajes puedan desplegar la sucesión de acontecimientos que constituyen la intriga, acompañando con sus desplazamientos la agilidad de los diálogos. Desde un realismo, reforzado en la lectura de la dirección que incorpora los espacios más íntimos como el baño, dejando sólo en el afuera de la escena aquellos lugares donde el nudo del conflicto se desarrolla finalmente, la cocina, y las habitaciones de la casa de uno de los personajes; compañero de ruta de la promesa política del momento, describiendo así un tiempo histórico donde las designaciones de los candidatos se decidían a dedo entre las bambalinas de los salones antes en que las urnas. Nora la representante de una clase sumergida por los otros, los que detenta el poder, es el chivo expiatorio no sólo de las intrigas palaciegas, sino además es la víctima de relaciones enfermas por el ocultamiento, la mentira y el desamor; ella accidentalmente, testigo mudo de una situación que no puede controlar, será la destinataria del odio contenido no sólo a su clase, sino el que mueve los hilos entre las amigas, y los correligionarios. La historia nos ubica en 1942, en alguna casona de Buenos Aires, entre el glamour y las buenas costumbres la década infame[ii] –entre 1930 y 1943- se filtra a través del parlamento de los personajes. El incidente Nora pone en escena un personaje hitchcockiano -como Marion en Psicosis, Nora sólo cruza el espacio ficcional para “abrir la puerta” o para “ir a la cocina”, su muerte constituye un giro dramático pero seguirá siendo la protagonista a partir de la superposición de los diferentes puntos de vista de los otros personajes. El personaje de Nora es la excusa para explicitar la hipocresía y corrupción de una clase social autoritaria y necia, es el personaje “silencio” y su autor (Narvay) comentó: “Simbólicamente imaginé que ella [Nora] representa un poco al pueblo, que muchas veces es sordo de un oído, que calla o denuncia, pero que se lo mata sin la menor culpa y con impunidad. No es para mí la clase social en sí, quien tiene la exclusividad de la omnipotencia, de la soberbia y de la impunidad, sino de quienes llegan a esas posiciones sociales de la mano de la política o los negocios oscuros con el poder y no por derecho propio. Pero Nora no es ingenua, es capaz de defenderse y sacar a la luz lo espurio y deshonesto. Es utilizada, abusada, maltratada y discriminada como se hace a veces con la vida y la opinión del hombre común. Pero tiene poder de reacción. Por eso la muestro aparentemente sumisa pero actuando cuando nadie la ve, cuando la desatienden. De una forma u otra, Villafañe [personaje virtual: el político de la oposición] ya tiene en su poder los elementos para hacer justicia y Nora aunque muerta, ha hecho tambalear a la hipocresía.” Narvay construye su criatura a partir de “las tretas del débil”, recurso último que usan aquellos seres que saben que enfrentar al otro a la cara, sólo los llevaría al fracaso más absoluto. Sin embargo, el entramado enfermo de los villanos de la historia hace que Nora no pueda a pesar de su inteligencia y decisión vencerlos; envuelta en los vaivenes de una sexualidad tejida en el “entre” de la sensualidad política. Las excelentes actuaciones componen desde el estereotipo de clase el verosímil necesario para seguir el relato con absoluta atención, provocando en el espectador la risa fácil, que sólo se sostiene en el plano más superficial; hacia el final, después de los merecidos aplausos,  todos sabemos que detrás de las palabras, y a pesar del espesor de algunas de ellas, se esconde todavía más de un submundo sucio e hipócrita. Tanto la escenografía naturalista como el impecable vestuario dan cuenta del contexto histórico en el cual se sitúa la historia, no hay detalle librado al azar. El tiempo dramático es cíclico, aunque hay una sucesión causal de los acontecimientos, el final de la obra se encabalga con el inicio pero sin ser éstos idénticos, tiempo como expresión de la fuerza centrípeta que generan los mismos personajes en un intento de “huir hacia el centro”.
 
 
Ficha técnica: El incidente Nora de Eduardo Narvay. Elenco: Valeria de Luque, Romina Fernandes, Sergio Ferreiro, Eduardo Narvay, Gustavo Pardi, Emma Rivera, Julieta Selem, Carolina Tisera. Asistencia de Dirección: Augusto Martínez. Escenografía: Ariel Vaccaro.
Iluminación: Alejandro Le Roux. Vestuario: Carla Desiderio. Asistencia de Vestuario: Paula Lusarreta, Tamara Rodil. Música original: Diego Centurión. Fotografía: Dotta BROS. Prensa: Andrea Feiguin. Producción Artística: Eduardo Narvay. Dirección: Marcelo Velázquez. Del Borde Espacio Teatral.




[i] Es la primera obra de teatro escrita por Narvay, aunque cuenta con algunos proyectos en cine y TV pero sin estrenar aún.
[ii] Desde el 6 de septiembre de 1930 -con el golpe de Estado cívico-militar que derrocó al Presidente Hipólito Yrigoyen- hasta el 4 de junio de 1943 -con el golpe de Estado militar que derrocó al Presidente Ramón Castillo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Related Posts with Thumbnails