martes, junio 21, 2011

Teatro Abierto 81, El Picadero 2011


Treinta años de memoria colectiva y una recuperación necesaria.

María de los Ángeles Sanz


El próximo 28 de julio de 2011 se cumplen los treinta años de aquel otro en que autores, actores y directores decidieron decirle a la dictadura militar y a la sociedad toda que la dramaturgia argentina contemporánea estaba viva y gozaba de buena salud a pesar de todos aquellos que querían silenciarla. El Picadero, el teatro propiedad de Antonio Mónaco, que fue la sala que dio lugar a la inauguración del movimiento, fue incendiada la madrugada del 6 de agosto, pero ese hecho no acabó con la iniciativa ya que pocos días después otro teatro el Tabarís se constituiría en epicentro de la continuidad de esa fiesta de todos hasta septiembre de ese año. La reapertura del Picadero es un deseo de todo el campo cultural teatral, luego que se consiguió detener su demolición gracias a las acciones que se llevaron a cabo en los años 2006/2007, y que lograron el compromiso de la empresa constructora D’ Buenos Aires de recuperar y preservar la fachada principal y el ámbito teatral del predio. Selló la posibilidad de recuperación el dictamen de ley 2980, que declaró el espacio Patrimonio Cultural de la Ciudad. El teatro tenía otro proyecto de apertura en la persona del autor y director Hugo Midón, que falleció recientemente. Años atrás había sido convocado para conducir la programación artística del espacio, y en él llegó a estrenarse El Pelele por La Banda de la Risa, dirigida por Claudio Gallardou, inspirada en El señor Badanes, del español Carlos Arniches; pero aquel proyecto no tuvo continuidad en el tiempo, y el teatro cerró en septiembre de 2001; problemas de presupuesto, y técnicos, (no se pudo solucionar un problema con la acústica de la sala) El miércoles 15 de junio de este año, en el bar Mordisquito, que casi está enfrente del teatro, en Asamblea1 participaron autores y actores de aquella empresa de hace treinta años como Roberto (Tito) Cossa, Marta Bianchi, Oscar Rovito, directores como Raúl Serrano, entre otros, y se sumaron las adhesiones de aquellos que no pudieron hacerse presentes; también se acercaron los candidatos a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad, del Frente para la victoria, Daniel Filmus y Carlos Tomada que dieron cuenta de la importancia que la cultura representa para el desarrollo de la ciudad, e hicieron la promesa de apoyar la reapertura del teatro. Los organizadores también informaron de la preparación de los festejos para el 28 de julio, en la célebre cortada Enrique Santos Discépolo, ex Rauch, con grupos de teatro comunitario que conviertan en una comunión colectiva la memoria de aquel evento, bajo la promesa de una continuidad de creatividad y conservación de nuestro patrimonio. A sala llena, se sucedían los discursos, la emoción y los aplausos de todos aquellos que enterados de la iniciativa nos habíamos reunido en esa tarde de otoño, creyendo una vez más construir historia, a partir de un acontecimiento ligado con el teatro. Al irme, un grupo de tres jóvenes actrices en un improvisado escenario llevaban adelante un sketch; afuera jóvenes interesados miraban con la ñata contra el vidrio lo que sucedía en el bar.










1 Como informa Hilda Cabrera en su nota para Página 12 de ese día "Los organizadores de la convocatoria de hoy son integrantes del Grupo Tuñón, de Síntesis Porteña en Comuna 3, CTA Cultura, Asociación Espacio Social, Asociación Tesis 11, de la rectoría de la Escuela Mariano Acosta, la Cooperativa de Trabajo Hotel Bauen, El Bar Cultural Mordisquito, la Asociación Ensamble Lírico Orquesta y S.O.S Cultura."





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