lunes, enero 30, 2012

La violación de Lucrecia



La violación de Lucrecia1 es una leyenda recogida por Livio en su Historia de la fundación de Roma. La descripción del cuadro en los aposentos de Lucrecia está inspirada en Virgilio Eneida libros I y II y en Ovidio Metamorfosis Libro XIII. Es también un poema narrativo, segunda de las obras poéticas conservadas de William Shakespeare. Como el anterior, Venus y Adonis, está dedicado al conde de Southampton. Debido al tema que trata, la redacción resulta más grave. Consta de 1855 versos y está basado en el libro II de los Fastos de Ovidio, donde se relata el origen del nombre de los meses. También se ha apuntado como posible fuente la Historia de Roma desde su fundación, de Tito Livio. El unipersonal que lleva adelante Mónica Maffía2 en el espacio La Mueca, construye desde la palabra y su trabajo con el cuerpo, el clima de aquella fatídica historia; desde la complejidad de la narración oral, y con el acierto de la economía de recursos. Traductora del texto soporte a la puesta considera que: “La buena traducción teatral necesita, por parte del traductor, sortear el profundo abismo que hay entre la teoría y la práctica, entre traducir para los ojos del lector o –a través de un grand jeté- lograr que ese texto llegue desde la interpretación de los actores, al oído del espectador.”3 Desde la acción, los objetos en sus manos, cobran la dimensión de lo narrado, que se desarrolla en un locus construido por un sillón y una lámpara que calienta una copa de cognac y que simboliza el momento femenino de la lectura, y las vivencias que la misma produce. Un pequeño baúl negro, guarda los elementos que van construyendo los sentimientos de una Lucrecia que narra y es narrada en un presente único. Un momento de intimidad que proporciona a la narradora y a los espectadores que asisten al momento de recreación de lo leído, el marco necesario para producir el cúmulo de sensaciones que las palabras decantadas, van dejando en los sentidos. Shakespeare resalta en su poema el tema de la castidad femenina, tan precioso luego para la estética romántica, que una vez mancillada no admite otro final que la venganza para salvar el honor ultrajado. La cosificación del cuerpo femenino, que puede ser propaganda de la felicidad y el orgullo del esposo, o el objeto de posesión de Tarquino, encuentra su momento de liberación en la muerte por mano propia. Momento único en que la decisión, si bien es inducida por el temor de no ser merecedora del amor de Colatino,  es también el instante de afirmación que desencadenará un conflicto ulterior, y del cual ella ha decidido por cuenta propia ser su protagonista. El carácter lúdico del monólogo logra poner entre paréntesis nuestra realidad cotidiana y aceptamos escuchar las voces de los personajes evocados. La actriz con sus tonos de voz, la gestualidad su rostro y sus desplazamientos van construyendo a estos personajes como si fueran espectros, ni vivos ni muertos, “entre dos”, entre la escritura del poema y la representación teatral. La complejidad de la historia relatada / actuada por una única voz no impide que el espectador en algún punto se identifique con el personaje de Lucrecia, con su interioridad brutalmente arrancada. Siguiendo a Pavis “el monólogo se dirige directamente al espectador, interpelado como cómplice y voyeur-‘auditorio’.” (1998: 298). El tiempo y el espacio se dilatan, se contraen y se paralizan.  Así del presente real de la representación, del presente ficcional de la narradora y del presente escurridizo de la leyenda, emerge un devenir intemporal. Intemporalidad que se impone ante la mirada del espectador, quien con su silencio locuaz niega que ese presente no exista.


La violación de Lucrecia de William Shakespeare. Traducción: Mónica Maffía. Actúan: Mónica Maffía. Cantantes: Natalia Simoncini. Música original: Ricardo Vergani. Asistente de producción: María Heller. Asistencia de dirección: Elizabeth Casado
Dirección: Mónica Maffía. Teatro: La Mueca.






Pavis, Patrice, 1998. Diccionario del teatro. Barcelona: Paidós (297-299)



1 Lucio Tarquinio usurpa el poder en Roma tras haber asesinado a su suegro. Durante la invasión de  Ardea los nobles que acompañan a Tarquinio alaban la castidad de sus mujeres, entre ellos destaca  Colatino esposo de Lucrecia. Para comprobar el comportamiento de sus esposas, los nobles entran en Roma sin previo aviso, todas las mujeres están de fiesta o de baile menos la bella Lucrecia que se ha quedado en casa con sus doncellas. Sexto Tarquinio, hijo del Rey, queda prendado de la belleza y virtud de Lucrecia y se presenta al día siguiente en casa de Lucrecia, ella le da una inocente bienvenida pero Sexto la viola. Lucrecia escribe a su padre y a su esposo y les exige venganza, después se quita la vida para purgar su honor. Los romanos exilan a la familia de los Tarquinos y la Monarquía se acaba dando paso a la República. 

2 Mónica Maffía es Actriz - Directora de Teatro - Régisseuse - Dramaturga: Inició sus estudios teatrales en Londres (Royal Academy of Dramatic Art, British Theatre Association), egresando de la Middlesex University con el grado de Bachelor of Arts (Honours) en Teatro y Literatura Inglesa. En Londres protagonizó obras de Eurípides, de Shakespeare, y en Bs.As. trabajó bajo la dirección de Villanueva Cosse, Jorge Hacker, Luis Rivera López, Catherine Gibson entre otros. Es también Régisseuse, egresada del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón y ha experimentado en la creación de coreografías para espectáculos líricos y obras de danza-teatro. Escribió su tesis doctoral sobre Shakespeare. Su traducción de EDUARDO III  de Shakespeare le valió el Premio Mayor Teatro del Mundo 2010. Se ha desempeñado como libretista de las óperas EL FIN DE NARCISO con música de C. Santostefano (estrenada en 2007 obteniendo el 2º Premio del Concurso Internacional de Ópera de Cámara “Opera Vista”) y de GAME OVER con música de Carlos Simkin a estrenarse próximamente. Es Directora y Fundadora del Grupo de Teatro FyL -grupo institucional de la Facultad de Filosofía y Letras, U.B.A.

3 “La traducción teatral como proceso creativo”, Mónica Maffía,  en  Saverio Revista cruel de teatro, año 4, nº 15, noviembre de 2011. (6/9)











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