jueves, agosto 30, 2012

Lo que llevo de ausencia de Alfredo Martín



A partir del cuento “A la diestra”[1] de Haroldo Conti

“Como islas en el mar aparecemos como individuos distintos,
pero bajo la superficie todos estamos conectados (…) Cuando el héroe ha llevado a cabo la misión (,,,) Regresa con los misterios de la sabiduría, con una reliquia sagrada o con la princesa dormida al reino de la humanidad donde el trofeo permitirá el renacimiento de la comunidad, el planeta o todo el universo.”(Jung)

Haroldo Conti, en el cuerpo de Marcelo Bucossi desde la escena, construye con palabras la memoria que deviene de su ausencia, los personajes de su infancia y su juventud, y las palabras a su vez lo construyen a él como personaje de la historia de un pueblo y una familia en ese recuerdo sustantivo; a su cuerpo lo cruzan el rigor de dos historias que lo conformaron como persona: la de su Chacabuco natal y aquella que hace que hoy lo busquemos en el recodo de un camino siniestro que lo dejó suspendido en un tiempo, el de la memoria colectiva. La muy buena disposición del público que circunda el espacio escénico, le permite al espectador ser testigo privilegiado, cuasi protagonista del relato, que en la voz del actor, en su trabajo con él, rompe con la distancia, que es como romper con la ausencia, y lo integra con una mirada, una sonrisa cómplice, un mate. La actuación de Bucossi es visceral, no hay declamación en ese monólogo intenso, sino por el contrario tomando las características de la persona que encarna nos seduce desde la docencia para explicarnos en todos los tonos y cruzando densidades: sus deseos, sus sueños, sus recuerdos, su paisaje y un destino que lo confunde en el de otros. De la historia mínima pero constituyente de sus memorias más íntimas, a la Historia de los setenta donde la vida suspendida en el grito, detenida por la implacable mano de la violencia de Estado, lo convierte en inmortal. Un pizarrón, el latín de sus clases, lo cotidiano se cruza con la mirada cuestionadora del otro; la máquina de escribir, prolongación del pensamiento del escritor, que golpea con su eficacia devolviendo el golpe sistemático de los dedos, que le exigen la concreción en palabras de lo sentido y de aquello que no se puede casi decir. Lo que lleva de ausencia la figura del escritor es el recorrido doloroso de una sociedad que no puede todavía cerrar, cicatrizar la herida profunda de la injusticia, del robo de vidas y haciendas, de la mentira sistemática, de la falta de arrepentimiento, de saber que lo harían otra vez si pudieran, sin que les temblara la mano, como entonces. La figura del actor, lo trae desde la noche, y uno no sabe si está viendo a Marcelo Bucossi llevando adelante una narración sobre Haroldo Conti, o si es Conti que dentro de su cuerpo nos relata su historia para que no olvidemos, a través de ese cuerpo que hasta se le parece. Alfredo Martín desde la dirección, como en otras oportunidades, logra que cada elemento, y cada lugar aporte su parte en el lenguaje expresivo de la puesta. Los objetos son identificatorios, huellas en el devenir de la actuación, mientras las gradas y escaleras funcionales al relato, proporcionan la textura y el clima que la pieza necesita. El tiempo de la historia se presenta como un largo flash-back cinematográfico, el punto de partida y del inevitable fin: 5 de mayo de1976, día en que fue secuestrado y luego desaparecido. Hojas sueltas y libros en el suelo, una silla tirada, todo es desorden y confusión después de la noche de procedimiento por la brigada de algún batallón. Así el tiempo y espacio se desplazan hacia Chacabuco y a los recuerdos de niño y de adolescente, sin previo aviso nos ubica nuevamente en Villa Crespo. Entre los colores pasteles de la escenografía y vestuario se destaca el gris quizá porque fue gris aquel triste amanecer lluvioso de 1976. El hecho teatral a pesar de la dureza del tema logra incorporar al espectador en una rueda de amigos, mate y tortitas negras mediante, y entre ráfagas de frescura ante la inocencia pueblerina. La música de la guitarra en vivo también le agrega un plus extra al clima íntimo, de confesión, que tiene la puesta en escena. Pero no es una confesión en voz baja sino, por el contrario, es el grito mudo de Conti / Martín / Bucossi y de todos nosotros, espectadores en el 2012, que nos desgarra el alma ante la mutilación sufrida por nuestra sociedad en la última dictadura cívico-miliar.




Lo que llevo de ausencia de Alfredo Martín. Actúa: Marcelo Bucossi. Músico en escena: Antoliano Rojas. Voz en off: Alfredo Martín. Escenografía e Iluminación: Kenneth Orellana Gallardo. Vestuario: Ana Revello. Diseño Gráfico: Lorena Bufidis. Prensa: Silvina Pizarro. Fotografía: Karina Grinstein. Asistente de Dirección: Guido Passafaro. Dramaturgia y Dirección: Alfredo Martín. Espacio Teatral Del Borde.



http://www.facebook.com/LoQueLlevoDeAusencia









Campbell, Joseph, 2008. “El inconsciente colectivo. Carl Gustav Jung” en El héroe de las mil caras. Psicoanálisis del mito. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.






[1]Testimonio de Marta Scavac, esposa de Haroldo Conti. Aparecido en la revista Crisis, Nº 41, abril de 1986. ‘Escucho que sigue rompiendo papeles. Le suplico que no rompa el cuento que Haroldo estaba escribiendo. Después comprobé que dejó la máquina de escribir de Haroldo, junto al borrador del cuento, intacto. Quedó sólo eso sin romper como un símbolo en medio de la casa revuelta, como sacudida por un terremoto’.”  http://www.literatura.org/Conti/secuestro.html



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