lunes, septiembre 17, 2012

Pedazos de y por Irene Goldszer



La intérprete de sus propios temas, la actriz, juega a entregarnos como espectadores fragmentos de una historia contada desde palabras sencillas que encierran su metáfora en el quiebre, en lo no dicho, en lo que deja salir a partir de la mirada cómplice, la risa, el gesto o el acorde desde una guitarra que parece formar parte de su anatomía. Ni tango ni bolero, pero siguiendo la estructura de la narración íntima en primera persona, se sucede el diálogo con el otro, un otro, y también con ese que está encerrado en uno mismo. La figura de Irene Goldszer1 bajo la luces de la escena, acompañada por la escenografía de Paco Fernández Onnainty2, por los músicos que inician y oscilan según el tema en integrarse al espacio donde una pequeña historia deviene en la voz de colores insinuantes que la cantante maneja con fluidez, aparece angelada, como tocada por la magia del lugar. Nada parece forzado sino que tiene la impronta de una reunión de amigos que se reúnen para festejar precisamente la felicidad de estar juntos, y donde la música es el instrumento, la herramienta que facilita el encuentro. Un espectador que disfruta, que reconoce el valor de la entrega de la artista, que sabe cuáles son sus recorridos, que la conoce y en quien se reconoce en las temáticas y los ritmos. Instrumentos de viento, de cuerdas y percusión, y la vibrante vocalización que se atreve a un tema conocido para traerlo a su propia intensidad y crear una versión de una belleza diferente. Autora, intérprete y directora de la propuesta, Goldszer logra que todos los procedimientos adquiridos en su formación se aúnen para dar cuenta de un trabajo dinámico y sorprendente en los registros y en el devenir de las microhistorias que conforman una, cuyo tema es el amor. El pequeño programa de mano parece ser una de las piezas del puzzle que la actriz con mucho profesionalismo va armando a lo largo del recital como ella misma lo define en una entrevista realizada[3] por otro medio:

 “Pedazos” es un recital […] En las letras resaltan ojos, dedos que se mueven solos,  bocas que hablan sin sus cabezas. Hay dedos que suenan en el vivo –los chasquidos-. Un corazón sin forma de corazón. El viento, el pasto y el cielo como escenarios de esas bocas, dedos, pelos, cuerpos que se desprenden de su parte total. Lo cotidiano del tenders y el surrealismo de los dedos colgados en él. Las sábanas, el sueño que se queja, la noche infinita. Las palabras que hartan. La interferencia del lenguaje. Algo bueno puede nacer desde tan abajo – el amor… una planta… una casa…-. Disfrutar de lo pequeño. Un abrazo. Los trozos que se cuelan (que se meten), los trozos que dejan secuelas. Las partes del cuerpo, las emociones, los pensamientos que se liberan y cometen actos que no controlamos y vuelven y nos transforman. Creer. Imaginar. Querer. Y llorar por eso y reír también por lo mismo. La maldad en un libro, en un dicho, en la naturaleza, en todos lados. El engaño y el amor. El origen de la obra. Esos son los conceptos que contienen a Pedazos.

Todas esas pequeñas y sencillas cotidianidades, a modo de un relato de vida, es lo que transmite Irene sin sobresalto y dejando al espectador atrapado en una maraña por demás sensitiva, maraña colorida planteada desde el espacio lúdico con diferentes hilos, cintas, cuerdas que se cruzan o están en el suelo. Pero la imagen visual no es caótica sino, por el contrario, todos los elementos conviven armoniosamente, como conviven en esta obra los diferentes lenguajes artísticos, sin subordinación alguna. Espacio que va tomando textura a medida que la ductilidad y el carisma de Goldszer nos atrapan en un canevá poético para cerrar el espectáculo con una impecable versión Malagueña salerosa:

Malagueña salerosa,
besar tus labios quisiera,
besar tus labios quisiera,
malagueña salerosa.
Y decirte niña hermosa
eres linda y hechicera,
eres linda y hechicera,
como el candor de una rosa.













Pedazos una nueva propuesta teatral, poética y musical, creada e interpretada por la cantante, poeta y actriz Irene Goldszer, quien se presenta junto con otros artistas invitados que son también actores y músicos: Carla Crespo (Mi vida Después); Leandro Stivelman (Banda de Alejandro Balbis); Marina Fantini (Estado de Ira)  y Federico Barroso Lelouche (Grupo Humus cine). Escenografía creada por el artista plástico Paco Fernández Onnainty. Voz, Guitarra y Cuatro Venezolano: Irene Goldszer. Invitados: Carla Crespo en Batería, Leandro Stivelman en Voz y Melódica, Marina Fantini en Charango y Federico Barroso Lelouche en Voz; Invitado Especial Fecha 2 de septiembre: Fernando Tur  en guitarra (Grupo Krapp- Cocktail Tour Musique) Diseño del Espacio: Paco Fernández Onnainty. Trailer: Pablo Lugones; Fotografía: Riki Lozada,  Chino Suárez y  José María Gómez. Asesoramiento de Vestuario: Marta Albertinazzi. Composición, Dirección e Interpretación: Irene Goldszer










1 En su rol de música, estrenó “Pedazos”  en el año 2010. Realizó presentaciones  en la Legislatura  porteña en el marco del ciclo “Más poesía menos policía” en conmemoración a los 36 años del Golpe de Estado. También se ha presentado  en salas tales como: El Camarín de Las Musas, Abrancancha, Elefante Club de Teatro, Vera  Vera Teatro, El Paso  Casa Cultural y  en el marco del ciclo “La vida color de whisky” en Ladran Sancho. Además, participó del Tributo a Lasha de Sela junto a diversas cantautoras emergentes  en el día internacional de la lucha contra el cáncer de mamá;  en el ciclo “Libro Marcado” coordinado por CeciliaSzperling  en el Malba y  en el Ciclo “Rioplatensas  en la Biblioteca Nacional junto a dramaturgas argentinas y uruguayas, además de presentarse en diversos ciclos de lectura y música en diferentes bares y terrazas. Sus presentaciones son en diversos formatos: guitarra / cuatro venezolano y voz; y con invitados actores y músicos (batería / charango y melódica, entre otros más). Investiga en la intervención de la música de una manera  teatral en la escena desde el 2000, año en que inicia su actividad junto al Trío DeRama Sangre presentándose en distintos bares; trío que a su vez se origina para la presentación del libro Lakúndera, de su autoría.  En el año 2006 estrena su primer Recital Unipersonal “Y el Fin”  en el bar El Taller. Luego realiza diferentes presentaciones  en el Teatro Puerta Roja y  en el Teatro Balcarce. Con su espectáculo “Y el Fin” participó  en el Festival Internacional de Monólogos y Unipersonales de Resistencia, Chaco,  en el año 2007. Dentro de sus trabajo como actriz, se destacan: “Estado de Ira” con dirección de Ciro Zorzoli, (Teatro Metropolitan -realizando un reemplazo desde noviembre de  2011 a mayo de 2012-;  Festival  Santiago a mil -Chile- y  en el marco de  la inauguración del Teatro Sánchez Aguilar -Ecuador, Ciudad de Guayaquil-); “Marathón” (Teatro Nacional Cervantes) y “Marat- Sade” (Teatro Municipal General San Martín), ambas dirigidas por Villanueva Cosse; “El Reino de Rada”, recital de Rubén Rada para niños  en La Trastienda, con dirección de Omar Varela; “Reinas Magas”, espectáculo infantil con dirección de Valeria Ambrosio (Teatro Lorange); “Período Doma”, del Grupo De La Guarda y “Vibra”, espectáculo circense, con dirección de Gerardo Hochman; “La Cita”, obra inspirada  en la figura de Rodolfo Walsh, escrita y dirigida por Aldana Cal, El Kafka,  Espacio Teatral (finalizada recientemente); entre otros. Ha participado como invitada en la obra “Parte de este mundo” de Adrián Canale.  En el área de la televisión protagonizó la sitcom infantil Reinas Magas e integró el elenco de Valentino  el argentino, coproducción argentino – colombiana. En cine, participó del film Luna  en Leo, con dirección de  Juan Pablo Martínez y Walter, con dirección del Grupo Humus. Actualmente presenta “Recital Pedazos”  en El Camarín de las Musas todos los primeros domingos de cada mes.

2
Paco Fernández Onnainty es un artista plástico que elabora sus producciones con aquello que consideramos descartable: “Pegar papelitos de un modo desprejuiciado deviene acto de pintar; es en la composición donde es posible ver el gesto. Haber tenido un contacto diario con artículos de limpieza, durante algunas horas del día, en un espacio  propio y absolutamente ajeno a la vez, tan familiar como sofocante, casi natural (y me refiero a ese espacio alienante, naturalizado del trabajo) fue la excusa de mi obra. Más allá del paralelismo con lo pulcro, ordenado, limpio, la paleta de colores de los envases de Glade, Lysoform y Raid me permitió, sin privarme de cierta estridencia, desplegar  un mundo posible sobre una chapa de zinc. Es en ese mundo, en ese choque de significantes, en ese juego desprevenido,  donde la mirada, una vez capturada,  transita ligera entre forma y color. Y, el acercamiento al detalle, habilita otro posible recorrido de lectura: la palabra escrita como frase o como estallido aleatorio. El diseño industrial  utiliza el metal, el plástico, los colores y la gráfica para presentar productos en el mercado.  En la serie Feprol  el objeto deconstruido se substrae del sistema, no sólo por el acto de descontextualizarlo, sino por la alteración ejercida sobre sus materiales. Éstos transformados por  la intensión creativa, se vuelven un producto simbólico donde es posible encontrar lo particular. Aquello que me es propio.”

















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