lunes, diciembre 24, 2012

Baja Costura de Soledad Galarce




Dos temáticas profundas trabaja la puesta que se lleva adelante en el espacio del teatro – almacén El Desguace, la del trabajo esclavo, hoy como ayer una realidad que vive de la necesidad del inmigrante, y la cuestión de género, ya que habitualmente son mujeres las que sufren esta situación denigrante, que las apremia y las sofoca desde el deseo de cuidar con su trabajo a la familia y comprobar con horror que es su familia la que se ve comprometida en el abandono a partir del supuesto trabajo liberador. Dos actrices en un espacio dividido entre un salón VIP donde todo es glamour y su contraste un taller clandestino clausurado donde todo es desolación: -telas tiradas en el piso, restos de comida, olores que desafían el buen gusto de Delfina y Catalina, un inodoro, un colchón, elementos que dan cuenta del uso múltiple y estremecedor del habitat, además de una mesa cubierta de trozos de tela, y por fin las dos máquinas de coser ocultas que les permitirán pensar en el desafío de cumplir ellas con el pedido- ;  son llevadas por el texto a transitar desde el lugar del explotador o su cómplice, a ocupar los cuerpos de aquellas que en el pasado a partir de la costura fueron víctimas del poder. New York, año 19111; Buenos Aires año 2006, y una realidad que cambia de actores sociales pero no de la profundidad del crimen. Del estereotipo de dos integrantes de clase media alta, que se sienten depositarias de la verdad, del ser nacional, y de una historia de trabajo aunque no les pertenezca, a la figura de las trabajadores textiles que viven una situación de trabajo a destajo perseguidas por jefes y funcionarios públicos, Soledad Galarce y Moyra Agrelo, transitan esa transformación en escena, en un tiempo que se expande hacia atrás y hacia delante apoyado por las imágenes que se suceden en una pantalla que va apuntalando con su simbología, y con su denuncia después, un relato que requiere ser narrado. La excesiva maquieta del comienzo de los dos personajes juega en contra de la fluidez del desarrollo, aunque plantea la tajante dicotomía de las dos caras de la industria de la moda. Ambas actriz construyen a sus personajes a partir de su gestualidad corporal y modificando pequeños elementos de su vestuario, con sus diferentes tonos y con una energía particular, interior, que se transmite al espectador en una clara denuncia. En esta cadena que se inicia con las consumidoras y generadoras del sistema perverso e insaciable a su último eslabón, de sometimiento y marginalidad. La puesta en escena acierta en la teatralización del “submundo”, poco conocido, de un taller de alta costura, donde no hay horarios ni feriados, si se puede se come algo y si no se sigue, y donde la presión constante es ejercida con un simple llamado. Baja Costura se presentó en el marco del ciclo 2012, “El teatro y la Transformación Social”[2], con un comienzo a toda música y, luego, fue cambiando su ritmo escénico para concluir con la proyección de algunos testimonios: el debate quedó instalado.
 
 



Baja costura de Soledad Galarce. Elenco: Soledad Galarce y Moyra Agrelo. Asistente de dirección: Belén Paiz. Coreografía: Andrea Pacheco. Vestuario: Melania Lenoir. Escenografía: Victoria Papurello. Música: Mora González Lobo / María Onis. Video: María Onis. Animación: Paco Muñiz. Diseño de Luces: Yamil Chapa. Diseño gráfico: Sofía Galarce. Fotos: Belén Paiz. Maquillaje: Juan Gasparini. Producción: Maxi Bartfeld /Tríptico producciones artísticas. Prensa: Tehagolaprensa. Dirección: Mariano Caligaris. Teatro El Desguace.











1 Como consecuencia de la decisión adoptada en Copenhague el año anterior, el Día Internacional de la Mujer Trabajadora se celebró por primera vez el 19 de marzo en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza, con mítines a los que asistieron más de un millón de personas, que exigieron para las mujeres el derecho de voto y el de ocupar cargos públicos, el derecho al trabajo, a la formación profesional y a la no discriminación laboral. En el incendio en la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist de Nueva York, el 25 de marzo de 1911 murieron 146 mujeres y 71 resultaron heridas. Este suceso tuvo grandes repercusiones en la legislación laboral de los Estados Unidos, y en las celebraciones posteriores del Día Internacional de la Mujer se hizo referencia a las condiciones laborales que condujeron al desastre. 

[2] “Este ciclo privilegia aquellos proyectos que por su forma y contenido expresan, de manera artística y creativa, interrogantes y reflexiones más que certezas u opiniones cerradas.” Su Comité de Selección y  Asesoramiento está integrado por: Cecilia Rossetto, Patricia Zangaro, Ingrid Pelicori y Manuel Callau. Por El Desguace: Rubén González  y Daniel Kersner.






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