Entre la Revista Porteña1
y el Cabaret berlinés, la propuesta de Reina Reech ofrece un espectáculo bien
logrado, con un muy buen grupo de bailarines que se expresan con sus cuerpos en
diferentes cuadros temáticos de belleza plástica, donde el centro del relato es
el sexo y la desnudez. Nuestros deseos y nuestras represiones son atravesadas
por la música y la luz que juega sobre los cuerpos y transfigura la imagen en
una pantalla que además aporta desde el mito hasta la pintura, (Las tres
gracias, de Rubens) pasando por la religión, otro lenguaje a decodificar junto
al vestuario que luego caerá para dar paso a la presentación de una coreografía
realizada por cuerpos trabajados desde el baile y que no ofrecen el clásico
físico de la vedette. La
Revista Porteña, heredera de la Revista criolla, a su vez
heredera del género revisteril español,
nace con la llegada al país del grupo francés de Madame Rasimi (1922),
que trajo la novedad de los torsos descubiertos de las chicas de la compañía, a
un espectador acostumbrado a las canciones y los monólogos de doble sentido
pero no a la contemplación de los cuerpos desnudos. El show comienza con la
entrada por la platea del grupo, con lujosos, insinuantes y funcionales
vestidos y estilizados peinados. La intervención de la presentadora, que
funciona de nexo entre lo que ocurre en el escenario y el público, logra darle
ritmo y picardía a su segmento, ya que es quien lo interpela con preguntas
sobre el deseo, el sexo y sus posibilidades; tiene además la atracción del
cambio frecuente de vestuario, tarea realizada por Manuel Fuentes Bermúdes y
María Laura Demichelis, que logran una labor donde juegan el brillo y la
imaginación:
Es un tiempo sin tiempo, que pasa
por reformular un vestuario con verdaderas reliquias atesoradas por Mónica
Mendoza en la sastrería del teatro, a los que agregué vestidos de mi mamá Ámbar
La Fox, que
guardaba con muchísimo amor y que hoy también brillan en nuestro Kabaret, con
la magia de ser de la misma talla exacta de quienes hoy tienen que usarlos.
(R. Reech)
(R. Reech)
La temática como afirma la directora en el
programa de mano se remite al seminario sobre el tema dictado por Marcela
Luchetta sobre “la sexualidad en la nueva era”, y la estructura a la manera del
viejo cabaret de Berlín de entreguerras donde música y baile se conjugaban
hilvanados por la palabra de un presentador quien tenía a su cargo introducir
los cuadros y exponer un humor ácido y escatológico. Los cuerpos trabajados, ofrecen
además sus habilidades acrobáticas y el manejo corporal que recuerda a una
vedette de trayectoria diferente como Nélida Lobato2,
a quien junto a Ethel Rojo, la directora le dedica su espectáculo. Por esta
vez, el objeto del deseo no es sólo el cuerpo femenino para un público
heterogéneo que habita la platea, sino también el único cuerpo masculino que
integra el grupo, Gabo Usandivaras, que juega a ser el objeto sexual de sus
ocasionales parteneriers. El Maipo3 es un
espacio que tiene una extensa trayectoria dentro del teatro de Revistas, la
sala Maipo Kabaret desde 1994 comienza un ciclo ininterrumpido bajo la
dirección de Lino Patalano. Por su escenario han desfilado desde figuras como
Norma Aleandro y Alfredo Alcón, Julio Bocca y Eleonora Cassano, Les Luthiers, o
las ya legendarias Gambas al ajillo, que en el año del inicio de su actual
etapa, presentaron su recordado trabajo Las
gambas gauchas (1994).
Dávila, Valeria, Orozco, Andrea, 1999. “Bataclanas y Vedettes en la noche
porteña” en Todo es Historia, N· 384,
Julio.
1 “Entonces,
el 22 de mayo de 1922, con el rótulo luminoso “Paris chic”, el Opera se convertiría en el protagonista
de la noche porteña. “De pronto, en ese ambiente alegre y espumoso del Buenos
Aires de la época, apareció Madame Rasimi con su Ba-Ta- Clán importado de París. La vieja Opera – por donde ambulaban las sombras de los grandes cantantes-
se pobló de elegantes siluetas, de cuerpos venusinos, de gasas y de tules, de
plumas y de perlas decorando, como un airón, las cabelleras rubias de las vedettes, cabrillando de lentejuelas y
abalorios, bajo la luz de los reflectores” (Julio César Viale Paz en un
artículo publicado por Teatro Universal
(año 1, N· 1) en 1953, en Valeria Dávila , Andrea Orozco, 25)
2
Nélida Lobato, Haydée
Nélida Menta, (n. Buenos Aires,
19 de junio
de 1934
- íd., 9 de mayo
de 1982)
fue una famosa bailarina, actriz y vedette argentina. Si bien fue actriz, bailarina y vedette, su imagen
siempre quedará asociada a la de vedette; quizás sea la gran “vedette
nacional”. Su formación empezó siendo una niña, tomando clases de danza, con
una meticulosidad que sorprendía a su propia familia. Su apellido lo tomó
prestado de quien fue su primer marido, y a su vez su mentor en el mundo del
show, Eber Lobato, prestigioso coreógrafo de aquellos tiempos. Fue “Chicago”,
uno de los puntos máximos de su trayectoria. Ahí descolló junto a Ámbar La Fox en una temporada de un
año, con gran aceptación de público y de crítica. Víctor Laplace era su nueva
pareja, quien recuerda que si bien Nélida no tenía una militancia política
definida, siempre se mostraba muy sensible ante la problemática social y de los
laburantes del gremio en particular. Fue también actriz de cine y televisión.
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