jueves, septiembre 26, 2013

Diana regresa de Camila Maurer




Un piano desglosa canciones populares conocidas, porteñas y mexicanas, que dan el clima para el show de café – concert que se va a llevar adelante en la figura de Diana y su voz, junto a pasos de comedia que dan cuenta de una historia: de amor, celos, y  envidias en el mundo del teatro y la música.  La actriz con solvencia escénica nos recibe y nos interpela para dar cuenta de un relato que la incluye como participante activa, y nos incluye como participantes necesarios. Música, humor, en un cuerpo que se desdobla en dos con los que mantiene cuasi –diálogos hilarantes. Una muy buena gestualidad, que nos lleva a leer el subtexto que no aparece en las palabras, pero que queda implícito desde la mirada o la postura corporal. Diana regresa se define como café – concert, y queda entre dos etapas del género, la que en los setenta llevaban adelante Carlos Perciavalle, Antonio Gasalla, Nacha Guevara, Edda Díaz entre otros, y la modalidad que se refiere a la presentación de un producto discográfico. Ambos se conjugan en la experiencia, el cuidado de una escenografía despojada, que se construye desde el discurso, y de un vestuario brillante que corresponda al reinado en escena. Los temas van sucediéndose mientras el relato se conjuga entre las notas del piano, y se quiebra tras la mirada sugestiva de la intérprete. El humor cruza el espacio escenográfico y permite al espectador una risa franca, una sonrisa cómplice, y también el rictus de algún recuerdo coincidente. En el espacio escénico despojado la cantante / actriz va creando el clima del Liberté en sus días de esplendor. La expresividad y la mirada femenina nos recuerdan a la diva de Sunset Boulevard (1950), film clásico estadounidense de cine negro, aunque Diana está dispuesta a demostrar a “su público” que la gloria del lugar fue a partir de su trayectoria artística. Un recorrido con glamour que tienen también elementos del melodrama. Con un vestuario cuidado y la iluminación precisa, la protagonista nos sumergen en ese mundo onírico, logrando quizás el momento de mayor humor con la interpretación de Porque yo te amo (1968):


Por ese palpitar
que tiene tu mirar
yo puede presentir
que tu debes sufrir
igual que sufro yo
por esta situación
que nubla la razón
sin permitir pensar
en que ha de concluir
el drama singular
que existe entre los dos
tratando simular
tan solo una amistad
mientras en realidad
se agita la pasión,
que envuelve al corazón
y que me obliga a callar....
yo te amo, yo te amo...

(Sandro)

Sí el Liberté quedó en el límite entre la memoria y el olvido, el público se retira de La Fábula con la sonrisa que corresponde a los buenos momentos.






Diana regresa de Camila Maurer. Intérprete: Vera Howlin. Pianista: Juan Ignacio Esteguy. Dirección: Gustavo Lista. Asistente de dirección: Paula Providente. Producción técnica: Julieta Larrechea. Vestuario: Vanesa Abramovich. Maquillaje: Valeria Schiaffino. Diseño gráfico: Guillermo Barbudo. Fotografía Original: Mariano Rubio. Teatro de La Fábula.






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