jueves, noviembre 14, 2013

La poeta y su novia actriz de Patricio Abadi


Una historia de amor, íntima, distinta, pero con todos los condimentos que le son propios: los celos, la pasión, la ternura, la memoria de los cuerpos a pesar del tiempo, la distancia y los enojos. Sin embargo, la escritura dramática que plantea la situación, -sobre todo a través de monólogos al mejor estilo del stand – up, con humor y una cuota de melodrama y con diálogos que son enfrentamientos no sólo con el otro sino con el límite con uno mismo-, crece en las actuaciones que son de excelencia en el decir y hacer de los textos; y expanden el relato hacia la platea, involucrándonos en nuestros propios recuerdos, los de nuestras particulares historias de amor. La composición de los personajes es de una calidad indiscutible, Martina (Laura López Moyano) y Andrea (Umbra Colombo) se lucen en sus criaturas, que desde el afuera diferenciado en el vestuario hasta la manera particular de cada una de ver la vida, se van constituyendo en esa pareja que se necesita precisamente allí donde la mirada les devuelve un color otro. El espacio, hacia fuera por la puerta y la escalera que son el camino a un exterior de soledad, y hacia dentro del espacio escénico que divido también en un afuera y un adentro, establece los lugares de la casa de Martina y de la Plaza Francia, -presente a través de un recuadro de pasto artificial y un banco de plaza señorial- son la bifurcación de un camino que puede ser uno compartido, o dos en un recorrido de búsqueda que las llevará en escalas al principio. El arte dentro de los temas que la pieza va desarrollando también tiene su entremés: en la narración del hastío que le produce a la actriz ser consecuente con un género, la telenovela, que no consigue despegar de sí mismo, y que sigue ofreciendo la misma imagen de mujer en su relación con el amor; y en el silencio que la teoría a veces produce en el arte, cuando la poeta ya no puede escribir, porque da clases en la UBA, y sólo puede expresarse a través de las palabras de los otros, donde vuelca toda la pasión que la literatura le produce. Ambas se sienten estériles para la creatividad, porque para ser esencialmente lo que son, se necesitan. Juntas son dinamita en esa plaza, donde los versos de una y el histrionismo de la otra, producían la vehemencia de los admiradores, y lograba que el mundo adquiriera un profundo sentido. El tiempo de la historia es, a modo de un flashback, un recorrido que construyen ambas jóvenes a partir del momento en que se conocieron siendo adolescentes. Si bien el discurso verbal nos ancla en coordenadas espaciales precisas – Filo, Platense, Recoleta,… – el tiempo parece diluirse en una historia de amor, de idas y vueltas, entre dos personas más aunque desde el título, como aglutinador sémico, ya está planteado el tema del lesbianismo. El ritmo pausado del relato de cada personaje permite construir el estatuto del otro y, a su vez, llegar a la escena del reencuentro si que ningún espectador desprevenido pueda sentir algún tipo de sobresalto. La función dramatúrgica del dispositivo lumínico es precisa, pues crea el clima necesario para cada situación dramática - recortando o ampliando o en penumbras – y focaliza nuestra mirada en el espacio lúdico otorgándole una plasticidad casi onírica. Pues al aislar el ámbito íntimo, casi confesional, en el amplio espacio de la Sala nos permite percibir el cambio espacio-temporal y, también, las contradicciones y las emociones de la poeta y de la actriz. Patricio Abadi es un dramaturgo joven que no le tiene miedo a las palabras ni a su forma de tratamiento, es director de la compañía, Matambre, y con ella lleva ya cuatro temporadas de Ya no pienso en Matambre ni le temo al Vacío1. Premiado en numerosas ocasiones, es también director de sus puestas donde se luce también en la armonización de cada uno de los elementos y en el trabajo con los actores / actrices. Una dramaturgia y una dirección que saben conducir desde el lenguaje, el verbal y el que el cuerpo dibuja en escena, a dos talentosas actrices a una perfomance brillante.







La poeta y su novia actriz de Patricio Abadi. Elenco: Umbra Colombo y Laura López Moyano. Colaboración artística: Alfredo Stuart. Colaboración dramatúrgica: María Laura Mourenza. Diseño de luces: Ricardo Sica. Escenografía: Gonzalo Córdoba Estévez. Asesoramiento en vestuario: Mercedes Arturo. Asistentes de dirección: Natalia Farano- Laura Litvinoff. Dirección: Patricio Abadi. Prensa: Duche &Zárate. Fotografía y diseño gráfico: Pablo Scavino. Espacio Onírico / Espacio de Arte.















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Para tener información sobre esta puesta hay una nota en lunateatralblogspot http://lunateatral.blogspot.com.ar/2010/10/ya-no-pienso-en-matambre-ni-le-temo-al.html


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